A principios del siglo II, después de Cristo, el emperador
Trajano mandó construir un complejo urbano en la ciudad de Roma, este incluía
un mercado y un foro. El complejo fue rematado con una columna que mostraba,
con la ayuda de dibujos esculpidos sobre el mármol de Carrara, la crónica de la
campaña y la victoria de Trajano sobre los Dacios. Esos dibujos en relieve,
"enrollados" en la columna de Trajano, es uno de los referentes que demuestran
la presencia de la narración gráfica desde tiempos antiguos.
También es referente claro de la prehistoria de
la historieta el tapiz de Bayeux, un lienzo bordado del siglo XI y de casi 70
metros de longitud que describe la conquista de los normandos sobre Inglaterra,
y que finalizaría con la batalla de Hastings. Es a partir, y de manera más
directa, de este referente que parte Joe Sacco para elaborar su obra de La Gran Guerra (Penguin Ramdom House,
Barcelona, 2014). Es clara la influencia del tapiz de Bayeux y Sacco lo
menciona en sus notas introductoras al libro.
La Gran Guerra es una narración gráfica que describe los
acontecimientos del primer día de la batalla del Somme (el 1 de julio de 1916),
que fue la más larga y sangrienta de la Primera Guerra Mundial –20.000 soldados
británicos murieron y 40.000 quedaron heridos en el primer día–. El libro está
construido a la manera del tapiz de Bayeux pues se trata de una sola pieza
dibujada, de más de siete metros de longitud, y que permite su formato de libro
gracias a que está doblado en forma de acordeón.
Sobre la Primera Guerra Mundial se han hecho otros trabajos
importantes en historieta, en particular las obras de Jacques Tardi: La guerra de las trincheras y la
posterior ¡Puta Guerra! Joe Sacco
reconoce estos referentes en la introducción de su obra y argumenta la
necesidad de hacer algo más, quizás diferente, a lo que el francés Tardi ya
había escrito y dibujado. Por eso la emprende con un solo cuadro, de más de
siete metros, en donde describe solo con la ayuda de sus dibujos el primer día
del Somme: la preparación del ejército británico, en donde vemos como primer
referente al general Douglas Haig (conocido como “el carnicero” del Somme); los
caballos tirando las carretas con el avituallamiento o las baterías de cañones
de diferentes calibres; la línea final del ferrocarril y la entrega de armas y raciones de comida a los
soldados; la construcción de las trincheras y la llegada al frente de las
diferentes compañías del ejército británico; los aviones de reconocimiento y
los primeros disparos de cañón hacia las líneas alemanas. Después de una noche,
que también es dibujada, en donde podemos apreciar la llegada de la caballería
india, empiezan los movimientos de hombres dentro de las trincheras mientras
los cañones rugen con más intensidad sobre las líneas enemigas, tratando de
aniquilar la mayor cantidad de alemanes para permitir que la ofensiva de los
soldados británicos sea más efectiva. Se imparte ron entre las tropas para
incentivar el valor y salen los primeros soldados británicos de las trincheras;
se intensifica el ataque de los cañones y también se activan las baterías
alemanas, en defensa de sus posiciones; vemos las primeras bajas en una escena
que se convertirá en toda una carnicería.
Los momentos finales del largo dibujo de Joe Sacco nos
recuerda las verdaderas consecuencias de la guerra: la larga fila de heridos
que salen de las trincheras, después de su fallido ataque; las legiones de mutilados,
que no dan abasto en los improvisados puestos de cirugía detrás de las líneas
del frente y los muertos, que se acumulan en una sucesión casi interminable, y
que es necesario enterrarlos de inmediato para prevenir muchos más males. Las
cruces se van colocando, una vez cerradas las tumbas, una al lado de la otra en
una serie que solo es interrumpida por alguna que otra estrella de David.
Joe Sacco ya nos ha mostrado los colores de la guerra en
otros conflictos, como en Palestina y en la guerra de Yugoslavia, y lo ha hecho
con gran maestría, con sus dibujos y apuntes, pero más en tono de periodismo de
guerra. En La Gran Guerra esos
logros en las obras anteriores de Sacco no se pierden, todo lo contrario porque
se ven aumentados por un dibujo aún más logrado y detallado y, sobre todo, por
el formato en que lo presenta. Al abrir los más de siete metros de este “tapiz”
la impresión de estar presenciando todo un cuadro de la batalla del Somme se
muestra de una enorme potencia.
La introducción al “tapiz” de Sacco viene en una cartilla que
cuenta con un ensayo, acerca de la batalla del Somme, del historiador Adam
Hoschschild, además de la descripción de algunas imágenes que aparecen en los
más de siete metros de narración dibujada y que, obviamente, son el complemento
perfecto para su lectura.
Antes se podía decir que la narración dibujada tenía un gran
potencial, con La Gran Guerra de Joe
Sacco, al igual que con otras obras recientes de algunos grandes autores del
cómic contemporáneo, se puede decir que ya ha alcanzado ese potencial. La Gran Guerra amplía las fronteras de
la narración dibujada y conserva, aún más que otras obras, su relación directa
con referentes tan antiguos de la cultura y la civilización humana como la
columna de Trajano y el tapiz de Bayeux.
Álvaro Vélez (truchafrita)
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