lunes, 18 de mayo de 2020

El meticuloso Chris Ware


“Mis cómics se leen en veinte minutos, pero me cuesta cinco años fabricarlos”. Con esta frase Adrian Tomine, dibujante de cómics norteamericano, resume la dificultad que conlleva la creación de historietas. Crear una historia en cómic es un trabajo que requiere de tiempo y paciencia, además del talento y pericia del autor. Se trata de dibujar cuadro por cuadro, una escena completa, que tan sólo será una parte de toda la narración. Cada viñeta, cada cuadro, de una buena historieta es ya, de por sí, una unidad dotada de significado y, al mismo tiempo, toda una escena, un ambiente, la descripción de un instante de tiempo que narra el cómic en cuestión. Muchos dibujantes de cómics hacen especial énfasis en el dibujo, en la destreza con el lápiz y el papel. De esos dibujantes sobresalen algunos por su enorme talento a la hora de crear, con líneas y curvas, a partir de la nada. Uno de esos grandes creadores de historietas es Chris Ware (EEUU, 1967).

 

Franklin Christenson Ware siempre ha sorprendido por la pasmosa meticulosidad a la hora de dibujar sus maravillosos cómics. Desde la impresionante serie The Acme Novelty Library (editados por Fantagraphics Books), que cuenta ya con 19 entregas, hasta su novela gráfica Jimmy Corrigan, The Smartest Kid on Earth (publicado en español por Planeta de Agostini). Con un dibujo impecable, en donde sobresalen los decorados interiores y la arquitectura de finales del siglo XIX, como en el caso de la Feria Mundial de Chicago, celebrada en 1893; algo del art Nouveau y de la arquitectura del art Deco; hasta el llamado estilo internacional, a partir de la segunda mitad del siglo XX. Chris Ware hace de sus cómics todo un despliegue de pericia cuando dibuja escenarios amplios, planos generales de un parque, un pueblo o una ciudad.

Pero no contento con detallar al dedillo escenarios y arquitecturas Ware centra su atención también en la rotulación. En un mundo cada vez más dominado por los procesos digitales, en donde es posible para muchos creadores, ahorrar algo de tiempo acogiéndose a algunas ayudas de su computador personal, Ware niega el avance y hace uso, una vez más de sus reglas y su lápiz pues no sólo escribe a mano los textos de los globos de cada cómic suyo (como antaño, o como aún en estos tiempos se puede ver en muchos autores), sino que también dibuja los títulos y presentaciones de cada obra, con bellas fuentes ornamentadas, otra vez inspirado en el estilo Nouveau y Deco.


En la serie de televisión titulada “Comix”, del canal de televisión francés Arte, Chris Ware es entrevistado desde su casa en Oak Park (Illinois, EEUU), donde tiene también su estudio. En su casa el autor muestra parte de su trabajo, en originales de medio pliego de papel (planchas de un tamaño descomunal, unos 70 x 50 cms aproximadamente), un tamaño que le permite trabajar muy meticulosamente en los detalles de algunas de sus viñetas. Mientras rotula en tinta Ware explica a los televidentes que todo lo hace a mano, toda su obra prescinde del proceso digital (a excepción, claro está, de la coloración, a la hora de imprimir en el proceso editorial).


A propósito del proceso editorial, ese es otro aspecto que sorprende de las obras de Chis Ware. Las publicaciones de este autor son de una calidad pasmosa. Son obras bellamente editadas, algunas con lomos en tela, con cubiertas duras o imitando el cuero, los decorados de sus carátulas sorprenden por los estilizados diseños, a veces con tintas plateadas o doradas. En las obras de Chris Ware se encuentra también ese cuidado en crear un libro que además de contener una bella obra sea en sí mismo, como objeto, una obra de arte.

Todas esas cualidades estéticas serían suficientes para situar a Chris Ware como uno de los autores de cómic más relevantes de la actualidad. Sin embargo, el increíble talento de este dibujante no para ahí pues Ware además de estar muy pendiente en las bellas imágenes que crea también está muy atento en la forma en que narra las historias en sus cómics. Ware es un revolucionario a la hora de narrar: en la serie The Acme Novelty Library usa una enorme cantidad de recursos narrativos, que son innovadores, como el uso de múltiples cámaras, de esa forma podemos ver un situación repetida desde varios puntos de vista; la deconstrucción de un instante en una serie de pequeñas viñetas, eso es lo que se llama montaje analítico (creado por el italiano Guido Crepax, por allá en la década de los setenta), un segundo descomprimido en toda una página gracias a una serie de pequeñas viñetas crea sensaciones de tensión o de calma dependiendo de la intención de autor; exagerados acercamientos a objetos, con un zoom vertiginoso; cortes abruptos de la narración (como en el caso de  Jimmy Corrigan, The Smartest Kid on Earth) para pasar a un supuesto cambio de tercio: invitación a los lectores a construir un kinetoscopio, un robot de papel o una maqueta de la casa donde vivía en abuelo de Jimmy Corrigan, un cambio que no supone tal, que lo que logra es precisamente reforzar lo que se está contando; o la ya clásicas escenas de una apartamento o una casa, dibujadas por Ware, con un corte transversal en donde podemos ver el interior de la construcción con sus habitantes y como éstos interactúan con el espacio interior y con los objetos que allí se encuentran.


Esos recursos narrativos Ware los incorpora a la narración con una estética impecable, pero todo al servicio de lo que esta narrando. Algunas de sus historias tienen un alto contenido autobiográfico, pero sea que esté contando a partir de experiencias propias o no, las historias de Ware siempre tiene un pie en el presente y otro en el pasado, además poseen un alto grado de intimidad y de melancolía, una especie de apatía por el mundo, por un tiempo que quizás el autor note se decanta en la mediocridad o en el vacío. Quizás esa apatía surja de esa mediocridad que siente en el mundo, y quizás también la meticulosidad de Ware tenga su motor en ese asunto: acabar un poco con la pequeñez de este mundo rompiéndose la espalda para crear una hermosa obra en todos sus aspectos.

Álvaro Vélez (Truchafrita).
Originalmente en la Revista Universidad de Antioquia (2009).

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